miércoles, 4 de diciembre de 2019

Avance tecnológico de alto impacto para combatir el estancamiento global

Como habíamos comentado con anterioridad, existen inmensas posibilidades de que la próxima década, la cual inicia dentro de menos de dos meses, esté marcada, como tendencia fundamental en lo económico, por el crecimiento continuo de Estados Unidos y China mientras que el resto del mundo se encontrará apresado por el estancamiento. Este estancamiento generará eventos políticos y sociales que obligará a los gobiernos y a los más importantes tomadores de decisiones económicas a crear un nuevo modelo de crecimiento para enfrentar una situación tan terrible.
Cada país o cada grupo de naciones invocará las ventajas económicas que posea para idear, diseñar y ejecutar un plan de crecimiento que permita enterrar la desesperanza, las malas noticias y la vida lúgubre que le espera a millones y millones de seres humanos en todo el planeta. Lamentablemente, es poco probable que estos planes tengan éxito. Solo el cambio tecnológico de gran alcance luce como el factor que permita que una nación obtenga altas tasas de crecimiento durante un periodo de tiempo prolongado para así poder salir del grupo de países estancados y lograr entrar en la categoría de países privilegiados, representados por Estados Unidos y China.
La guerra del conocimiento no se iniciará la próxima década. Dicha confrontación comenzó hace cien años teniendo a Estados Unidos y algunas naciones europeas como protagonistas. En los años por venir ella recrudecerá debido a que será la única forma viable de salir del estancamiento secular, por tanto, veremos a un número importante de países luchando para producir tecnología de alto impacto económico. En estos momentos, Estados Unidos posee una situación de cuasi-monopolio en materia de producción de tecnología, seguido por China que aún no entra en la era de producción tecnológica de alto impacto; mientras que otras naciones incursionan en el ámbito de la producción tecnológica de bajo y muy bajo impacto.
La nación norteamericana tiene un largo camino recorrido en materia de producción de tecnología gracias a los incentivos que ofrece un sistema de economía de libre mercado y un gasto cuantioso en materia de defensa militar. Estados Unidos tiene muchas décadas produciendo tecnología de todo tipo que se aplican con éxito en la economía por medio de los diversos ámbitos de negocios. Necesariamente y sin planificación previa, algunas de estas tecnologías se convirtieron, de manera casi fortuita, en tecnología de alto impacto y generó durante varios años flujos de inversión que remuneraron generosamente a los factores productivos involucrados e indirectamente arrojó beneficios económicos abundantes aún a aquellos que no se involucraron en la actividad; es así como los flujos de dinero creados por la aparición de tecnologías de alto impacto incentiva el crecimiento económico y provee los recursos que permitirá a los gobiernos combatir los problemas sociales. el ejemplo más reciente de tecnología de alto impacto está reflejado en la producción del teléfono celular. Sin embargo, así como los gobernantes y estudiosos han notado los efectos que causan las tecnologías de alto impacto, los empresarios son más cautelosos en ese sentido. Efectivamente, estas tecnologías causan colosales volúmenes de dinero que no podría ser adecuadamente canalizados por alguna empresa y aún podría poner en peligro su existencia. Como muestra podemos citar los sucedido con los flujos de inversión  que entraron al sector de las telecomunicaciones en la década de los 90: ninguna corporación, por gigantesca que fuese, pudo acaparar tales magnitudes de dinero y de actividad económica y la inmensa proliferación de empresas que se vinculó al sector nos hace ver la incapacidad de las corporaciones para afrontar la multiplicidad de nuevos negocios que resultan de la aparición de una tecnología de alto impacto. De tal manera que, parece ser, son las empresas nuevas las que capitalizan los beneficios de la aparición de estas tecnologías, mientras que la corporación que se vinculó directamente con el proyecto solo aprovecha una fracción muy pequeña de todos los inmensos beneficios generados e incluso puede llegar a verse amenazada por alguna adquisición hostil que desee efectuar algún inversionista codicioso. Implícito en todo este fenómeno vemos como el factor suerte llega a ser determinante para que aparezca, y se implemente, una tecnología de alto impacto.

How Technology Affects Economic Growth - Andrea O'Sullivan - The Bridge - Mercatus Center

Una tecnología de alto impacto es aquel conjunto de técnicas y procedimientos que permitirán fabricar un nuevo bien, susceptible de ser comercializado en todo el mundo, que poseerá una demanda tan gigantesca que la empresa que la introduce en el mercado no estará nunca en capacidad de satisfacer. Por tanto, para atender dicha demanda, se requerirá que un número también gigantesco de nuevas empresas sean creadas para lograr suministrar el nuevo producto. Esto implica también la rápida creación de una gran cantidad de encadenamientos empresariales que logre proveer, de la misma manera, los bienes y servicios conexos al producto principal o bien que acometa las inversiones en infraestructura, planta física, edificaciones, etc, que sean necesarias para que el suministro del producto principal sea una realidad. Todo esto sin mencionar el colosal volumen de tareas de mercadeo que implica aprovechar la aparición de esta tecnología de alto impacto. Como vemos, se trata de un proceso económico que, prácticamente, no perjudica a otros sectores económicos ni crea desempleo, sino que, por el contrario, estimula el crecimiento de otros sectores productivos y es potente creador directo e indirecto de empleo, incluso para la mano de obra no calificada y jóvenes que buscan su primer empleo.
La situación de estancamiento global creará un sinfín de problemas sociales y políticos que no podrán ser atendidos por los factores que detentarán el poder político. Estos se encontrarán contra la pared al no poder tener capacidad para lidiar con tal cantidad de inconvenientes, al no contar con herramientas útiles que le permitan reactivar la economía y al no poseer mecanismos de presión para lograr convencer a los líderes de USA y China de abandonar su política de aislamiento económico. De tal manera que, aquellas naciones que ya posean experiencia en la producción de tecnología verán en la búsqueda de tecnologías de alto impacto la única forma de reactivar la economía para lograr salir de la situación de estancamiento y atenuar los requerimientos sociales y políticos que los asedian.


Evidentemente, no todo avance tecnológico puede considerarse como tecnología de alto impacto. Tal característica está dada por la presencia de una demanda colosal de los bienes producidos por esta nueva tecnología. Podemos calificar a una demanda como colosal cuando, por ejemplo, las empresas existentes no pueden satisfacer ni siquiera el 1% de los requerimientos que hacen los consumidores para obtener el nuevo bien. De allí que, sea perentorio, que un número gigantesco de nuevas empresas aparezcan para suplir el 99% restante al superar las trabas legales y técnicas inherentes al uso de una tecnología producida por un tercero. Por otro lado, una demanda colosal no aparece de la nada, ella necesita dos condiciones fundamentales: debe satisfacer alguna necesidad de, al menos, cien millones de seres humanos y, al mismo tiempo, tener un precio accesible. No es fácil predecir con exactitud cual será el campo en el cual aparecerá la nueva tecnología de alto impacto, pero existen algunos candidatos. El cambio climático creará nuevas necesidades para varios miles de millones de personas, de los cuales, al menos, cien millones pudieran estar en capacidad de pagar dicha atención. Los seres humanos necesitarán soportar altas temperaturas, lluvias inclementes y huracanes feroces y para ello pudiese estar disponible alguna tecnología de alto impacto.
De manera superficial y rápida podríamos hacer una estimación de la composición de la producción global de tecnología que se realiza en estos momentos. Creemos que, hoy en día, en plena era de cambio tecnológico vertiginoso, el 99% de toda la producción de tecnología es de bajo o muy bajo impacto, mientras que el 1% restante, o menos, corresponde a tecnología de impacto medio. el modelo de producción de tecnología que se lleva a acabo en el planeta no contempla la aparición de tecnologías de alto impacto, de allí que su aparición sea un hecho fundamentalmente fortuito. Es por ello que, a partir de la próxima década, un selecto grupo de países, acosados por problemas políticos de gran envergadura, iniciará el camino de diseñar políticas económicas destinadas a incrementar las posibilidades de aparición de tecnologías de alto impacto.
Revolución industrial y tecnología de alto impacto no son sinónimos, la diferencia fundamental entre ambos procesos radica en que la primera no ejerce gran influencia en el ámbito de la macro-economía e incluso puede llegar a deteriorarla, mientras que el segundo afecta con gran potencia la magnitud de las variables macro-económicas y las cuentas nacionales. La tecnología de alto impacto crea grandes flujos de inversión que mejorarán el perfil de balanza de pagos, elevará el volumen de transacciones comerciales con el resto del mundo para así darle fortaleza a la balanza comercial; estos dos factores, conjuntamente, darán un potente incentivo al crecimiento económico para luego incrementar el consumo, el cual también se convertirá en otro motor del crecimiento; por otro lado, eliminará el desempleo y ocurrirán incrementos salariales sustanciales en el rango de obreros y empleados de media y alta calificación ; el déficit fiscal puede ser erradicado sin necesidad de que los gobernantes adopten medidas de tipo fiscal; las tasas de interés podrán regresar a ubicarse dentro de márgenes razonables para fortalecer la salud de los sistemas financieros; desaparecería la incertidumbre y tendríamos nuevos tiempos, tiempos mejores.
Las revoluciones industriales introducen nuevos productos al mercado, crean empresas poderosas, cambian los hábitos de un gran número de personas, son una muestra de poder e ingenio pero, definitivamente, no ejercen una gran influencia en la macro-economía y no permite atender problemas sociales, sino que, muchas veces, los crea o acrecienta. Mientras la tecnología de alto impacto es un proceso fundamentalmente económico, las revoluciones industriales son procesos evidentemente tecnológicos que aparecen por la acción de un descubrimiento científico. Las revoluciones industriales de hoy en día no son motorizadas por descubrimientos científicos sino por el ansia de lucro de las corporaciones y en donde el descubrimiento científico es un engranaje más en la cadena de producción de tecnología. Las perspectivas señalan que el conjunto de fenómenos que agobiarán a muchos durante la próxima década obligará a los gobernantes a poner la ciencia y la tecnología como fuente generadora de riqueza, no solo para las grandes corporaciones y para el 1% más rico del planeta sino también para los menos favorecidos, para los que nunca han tenido algo. En ese sentido, la tecnología de alto impacto contribuirá a reducir la desigualdad.

lunes, 18 de noviembre de 2019

Guerra del conocimiento y estancamiento económico global

En estas páginas hemos venido planteando que la economía global se encuentra en estos momentos en una encrucijada en la cual se presentan tres caminos nada alentadores: recesión, depresión o estancamiento económico. Esta situación es originada por la necesidad imperiosa que tiene la economía norteamericana de corregir el tamaño del déficit comercial que presenta hoy en día y tiene como pivote o canal lo que suceda con la economía china. Estamos presenciando hechos que nos muestran como las decisiones que se tomen en las dos economías más grandes del planeta afectará, irremediablemente, al resto de las economías del mundo con una fuerza y potencia que no podrá ser contrarrestada por estas naciones.
Dado que, dependiendo de las decisiones que tome el gobierno chino, la guerra comercial tomará un curso u otro. Señalábamos entonces que la postura más sensata de los entes de planificación asiáticos consistiría en hacer todos los esfuerzos para que China no sea arrastrada a una depresión económica, pero que estaría dispuesta a aceptar algunos años de recesión económica, fenómeno que se transmitiría al resto del mundo para ocasionar así una recesión económica global. Entendiendo que, si bien las recesiones son procesos dolorosos que implican un alto costo político, es una manera de realizar los ajustes que se requieran en materia económica para poder abrir una nueva senda de crecimiento económico global. Es así como una recesión global pudiese ser la base para que la próxima década culmine con excelentes perspectivas en cuanto al desempeño de la economía global.
Sin embargo, los últimos meses nos han mostrado que el contenido de los informes emitidos por las autoridades chinas revelan que, a pesar de los efectos de la guerra comercial, China creará las matrices de gasto e inversión necesarias para que no se detenga el crecimiento económico; en lo que es, sin duda, una estrategia excesivamente optimista que acarrea elevados riesgos para el normal funcionamiento de esta economía y que, lamentablemente, podría llevarla, a fines de la próxima década a una fosa de contracciones económicas consecutivas de elevadas magnitud. Efectivamente, los próximos diez años nos mostrarán un quiebre en el comportamiento del comercio global y la globalización ya que, por una parte, Estados Unidos se volcará progresivamente hacia el aislamiento económico y político, con altas posibilidades de éxito; mientras que China hará lo propio ya que también deberá entrar en una tendencia de aislamiento económico y político, pero con altas posibilidades de fracaso.
Dentro de este contexto, las perspectivas para el resto del mundo son perfectamente predecibles: si bien poco a poco desaparece el fantasma de la recesión global, se evidencia que estancamiento económico global sea el fenómeno que caracterice el desenvolvimiento económico de todo el planeta, exceptuando, por supuesto, a Estados Unidos y China; durante, por lo menos, una década.
Efectivamente, la base de la globalización radica en la dependencia, en importante medida, de las economías del planeta de la actividad económica que se desarrolle en Estados Unidos y, más recientemente, en China. Si estas naciones están acometiendo medidas que se orientan al establecimiento del aislacionismo económico, tales como la corrección del déficit comercial o guerra comercial o el fortalecimiento de la economía interna china; entonces se estaría aminorando la principal fuente de crecimiento de la mayoría de las economías del planeta. Es decir, a partir de los próximos años, el crecimiento económico de cada nación dependerá excesivamente de la correcta aplicación de medidas de políticas económicas internas de diverso tipo.

Global Impact of a Protectionist U.S. Trade Policy - GED Focus Paper - Thieß Petersen

Pero, ¿no es la independencia económica una condición necesaria para la prosperidad?, ¿como la dependencia puede ser preferible a la independencia?. Parece ser que estamos saliendo de una era que se caracterizó, no por la dependencia económica, sino por la interdependencia económica enmarcada dentro del contexto globalizador. Si la globalización pierde fuerza debido a que las dos economías más grandes del mundo desean mayor autonomía, en el sentido de restringir sus contactos con el resto del mundo y no en el sentido de recuperar la libertad para tomar decisiones ya que nunca la han perdido, entonces, el aislamiento económico será el tono que caracterice la actividad económica del futuro.
Para dos economías gigantes, como son Estados Unidos y China, el incremento del grado de aislamiento económico es una opción, a pesar de que el aislamiento implica reducción en la eficiencia y un costo para la sociedad; ya que esto puede tener como contrapartida el fortalecimiento de los valores culturales autóctonos y una disminución de la ansiedad que es consecuencia de tener contacto o estar rodeado de personas con rasgos físicos diferentes y con valores culturales que pudiesen ser diferentes. Sin embargo, para una economía pequeña, como lo son casi todas las economías del mundo, el aislamiento económico puede significar el colapso ya que ninguna de estas naciones podría soportar el inmenso costo que para ellas representa la reducción en la eficiencia y en la productividad. Un ejemplo de lo que aquí se señala pudiera estar representado por el proceso denominado Brexit, el cual no es más que el brusco incremento del aislamiento económico, con consecuencias letales para la economía británica. Aun así, una situación de estancamiento global no conlleva un brusco incremento del aislamiento económico sino que arrastraría a las economías del planeta a un proceso lento de aislamiento, pero, no por ello, ausente de traumas. En este sentido, el proceso de fluctuación en los valores de las diversas monedas nacionales tendrá una importancia de primer orden para los efectos de contrarrestar este proceso de aislamiento.
Por otro lado, si bien la situación de estancamiento estará reforzada por el incremento paulatino del aislamiento económico en cada país, será la ausencia de efectividad de las políticas monetarias y fiscales el factor que determine que ninguna nación pueda salir de esta lamentable situación. Dado este escenario, podemos prever que es factible que aquellas naciones cuyos dirigentes sean dominados por la desesperación y, por tanto, se avoquen a implantar políticas fiscales y monetarias expansivas, sufrirán las consecuencias de dicho desacierto y podrían llevar a su país pasar fácilmente de la situación de estancamiento permanente a una de recesión permanente. De tal manera que el Fondo Monetario Internacional, en tanto que organismo multilateral que contribuye a sacar a las economías nacionales de una situación de quiebra financiera, se verá acrecentado bruscamente por la abundancia de casos de economías nacionales que necesiten ser "reflotadas" o rescatadas.


Es evidente que ante un panorama tan aterrador, como es el escenario de estancamiento global permanente, con todos los problemas sociales y políticos que ello implica; la ciencia económica deberá entrar en un proceso de auto-crítica y re-ordenamiento conceptual que marque la senda que guíe las nuevas investigaciones que producirán las técnicas y herramientas que permitan alcanzar, nuevamente, el camino del crecimiento económico global.
Mi intuición me indica que la economía abandonará los temas relacionados con la aplicación de soluciones de cierto plazo para involucrarse en ópticas que enfatizan las perspectivas de largo plazo. De este modo, el objeto de estudio de la macro-economía y la mega-economía se estaría desplazando desde la búsqueda del crecimiento rápido de la demanda agregada hacia la búsqueda del crecimiento paulatino y constante de la oferta agregada; un crecimiento que vaya más allá del simple incremento de la población. Esto significa que el cometido de la economía dejará de estar vinculado con simples alzas impositivas, incrementos de subsidios o reducciones en las tasas de interés. La economía podría estarse fusionando con otras disciplinas para crear el marco teórico que sostendrán los esquemas que se adopten para alcanzar el crecimiento económico por medio del control cuidadoso de la conducta económica de los habitantes de una nación. Efectivamente, los ciudadanos estarán dispuestos a ceder su libertad al Estado con el fin de que éste controle sus vidas para que la sociedad pueda salir de la situación de estancamiento permanente. ¿Como puede ser ello posible?.
La nueva economía no debería tener muchas trabas para establecer el cambio tecnológico rentable como el agente fundamental que crea prosperidad y que sacará a cualquier nación de la situación de estancamiento permanente. En tal sentido, en las naciones con capacidad para producir tecnología, debería desatarse un proceso que sería catalogado como la "guerra del conocimiento". Ciertamente, ante lo inútil que resultarán las medidas de política económica tradicionales para reactivar la economía, la búsqueda desesperada de nuevas tecnologías que arrojen un margen de rentabilidad podría convertirse en la tarea fundamental de los nuevos economistas.
Esta guerra del conocimiento no implica necesariamente la aparición de una nueva revolución industrial sino el acometimiento de un conjunto de actividades que traigan como resultado la producción de tecnologías superiores a la de los rivales. Estas nuevas tecnologías crearían las ganancias económicas que, por supuesto, permitiría remunerar los factores productivos, fundamentalmente el capital, y atender la multiplicidad de problemas sociales que derivan de una situación de estancamiento global permanente.
En estos momentos es imposible vislumbrar cuales podrían ser los elementos fundamentales que conformen esta guerra del conocimiento, pero, sin duda, podemos afirmar que las plataformas que sostendrán esta confrontación serán los sistemas educativos de los países que involucren en esta lucha.
La guerra del conocimiento no es un concepto nuevo ya que su origen se remonta a la aplicación de la tecnología a la guerra y a la industria militar. Sin embargo, es a partir de finales del siglo 19 cuando los capitanes de empresa, jerarcas corporativos con gran poder para monopolizar la producción de numerosos bienes y servicios, advierten que la técnica de producción no es única ni exclusiva sino que pueden idearse una cantidad bastante grande de técnicas de producción orientadas a proveer idéntico bien o servicios y que algunas de estas técnicas son superiores a otras, tanto en materia de eficiencia como en el aspecto de rentabilidad. Es así como los capitanes de empresa norteamericanos y europeos se dedican a la búsqueda de talento que le permitiese idear tantos modos de producción y mercadeo como fuese posible, a financiar la actividad académica de algunas universidades y a financiar diversos proyectos científicos llevados a cabo por investigadores de diversas ramas del conocimiento. Esta guerra se intensifica cada vez más, de tal modo que a finales de década de los 60 del siglo pasado las empresas transnacionales comienzan a crear departamentos de investigación y desarrollo, es decir, la búsqueda de nuevas tecnologías rentables no se limita al financiamiento de algunas iniciativas de investigación sino que se convierte en una actividad constante, continua y permanente. Dicho en otras palabras, a partir de aquel momento, las empresas no se limitan a producir un determinado bien o servicio para satisfacer un mercado específico sino que también, en paralelo, se dedican a producir técnicas eficientes y rentables que permitan satisfacer el mercado del bien o servicio específico que suministra en condiciones de ventaja tal que le permita no desaparecer.
Hoy en día todas las corporaciones globales poseen un departamento de investigación y desarrollo al que dedican un presupuesto de magnitud colosal. Esa el es área de la corporación que le permitirá sobrevivir, alcanzar nuevas conquistas y desplazar a sus rivales.




jueves, 24 de octubre de 2019

Contracción en el sector manufacturero norteamericano

Hace muy poco tiempo la prensa y las redes sociales mostraron una alta sensibilidad a la divulgación de información relacionada con datos que señalan una posible contracción de la actividad manufacturera en Estados Unidos, en lo que algunos sostienen sería una señal de que dicho país se está moviendo hacia una recesión.
Todos los especialistas, inversionistas, políticos y el público culto en general centran su atención en los hechos vinculados con las economías norteamericana y china por una razón fundamental: al ser las economías más grandes del planeta, ejercen una muy fuerte influencia indirecta sobre el resto de las economías nacionales del mundo. De la misma manera, por razones culturales, los norteamericanos en su mayoría, cultos o no, dedican especial interés a los temas de macro-economía de su país y participan, de una manera u otra, en las discusiones políticas relacionadas con la misma. Esta actitud contrasta con la extraordinaria pasividad con la que el resto del mundo asume los actos políticos de sus representantes o de quienes detentan el poder. Pasividad y estoicismo que se quiebra cada cierto tiempo y estalla para convertirse en algún ciclo de violencia incontrolable.
Sin embargo, la macro-economía es un tema de especialistas, quienes necesitan poseer un determinado nivel de bagaje científico para poder abordar, entender y explicar el comportamiento de fenómenos económicos, políticos y sociales que son de cierta complejidad. Si tales niveles de dificultad pueden llevar a los especialistas a cometer errores, no podemos esperar que el público en general acierte en todas sus interpretaciones o puntos de vista.
El contenido de los datos a los que hago referencia alimentan un informe periódico que publica con cierta frecuencia el ISM y refleja el comportamiento del producto manufacturero y el producto no manufacturero norteamericano correspondiente a los meses inmediatamente anteriores a la publicación de dicho reporte.


A pesar que las economías capitalistas se basan, entre otros puntos, en el principio de libertad de empresa y en el derecho a tomar la mejor decisión que favorezca a nuestros intereses como agentes económicos, vemos que la actividad económica no se lleva a cabo de manera desordenada sino que presenta elementos de regulación cuyo funcionamiento depende de un sistema de señales y alertas que indican el momento en el cual hay que tomar una acción específica. Así como el piloto de una aeronave vigila constantemente sus instrumentos de navegación y mantiene contacto permanente con su torre de control para llevar a cabo las acciones adecuadas y precisas que permitan ejecutar el viaje sin contratiempos; de la misma manera, los sistemas políticos de los diversos países ejecutan los actos necesarios para alcanzar tasas elevadas de crecimiento económico y, de esta manera, cumplir con la primera condición necesaria para que los ciudadanos que allí habitan aspiren a disfrutar de un nivel de vida más elevado.
De tal modo que la actividad económica se encuentra bajo escrutinio y examen constante por intermedio de un conjunto de estadísticas e indicadores de diverso tipo con el fin de permitirnos formarnos una idea acerca de lo que está sucediendo con las tendencias económicas fundamentales para que luego se activen los mecanismos políticos o gubernamentales, si ello es necesario.
Por razones de gestión, logística y revisión; las estadísticas que miden el nivel del producto nacional, ya sea general o por sector económico, son emitidas varios meses después del período que están evaluando. En el caso de Estados Unidos, esta demora se ubica dentro de un lapso de aproximadamente 6 meses; mientras que en otros países este lapso de tiempo puede llegar hasta los 24 meses. Como vemos, lapsos de tiempo tan prolongados entre la fecha de emisión de las estadísticas y el período que se está evaluando impide que se cuente con la información necesaria que permita tomar las decisiones que correspondan en materia de política económica o actuar con urgencia ante la  aparición de emergencias en el plano de la macro-economía.
En tal sentido, cada nación cuenta con un conjunto de sistemas de estadísticos que muestran el comportamiento del sector real de la economía inmediatamente después de que finalice el periodo en estudio. En Estados Unidos, podemos señalar como uno de varios ejemplos el informe ISM; mientras que en otros países suele utilizarse cifras tales como el consumo de energía eléctrica. En todo caso, el objetivo central consiste en tener información rápida que aporte indicios acerca del comportamiento del producto nacional. Sin embargo, para tener información instantánea hay que sacrificar otros elementos, tales como la exactitud.
El reporte ISM es un informe que condensa datos cualitativos no ponderados, lo cual significa que las cifras que ella arroje pueden presentar un margen de error mucho más alto que el que suelen utilizar los especialistas en sus investigaciones. Estos niveles de error no son el resultado de la falta de competencia y profesionalismo de quienes intervienen en la tarea de construir este informe sino al sacrificio que se hace para poder contar con algún dato en el instante inmediatamente posterior al fin del período en estudio.
Evidentemente, los datos que corresponden al producto nacional provienen en gran parte de los sistemas contables, sistemas estadísticos, sistemas de gestión y sistemas de control utilizados por las empresas privadas y públicas que se considerar representativas de la economía nacional y que, por tanto, entran en la muestra que va a ser utilizada para calcular las estadísticas oficiales de la nación. Sin embargo, estas empresas, a pesar de contar con sistemas de procesamiento de datos de alta complejidad, alta velocidad y alto costo, no poseen una cifra definitiva de algún rubro al instante de finalizar el período en curso. Sin esta información es imposible construir un sistema de indicadores que nos ilustre, de manera rápida, acerca de las tendencias que se están materializando en la economía nacional. A pesar de esto, sabemos que los funcionarios de mayor jerarquía de estas empresas, que se consideran representativas de la economía, en razón de que manejan información vinculada con la actividad de la empresa en la cual trabajan, pueden aportar datos y hacer aclaratorias de carácter cualitativo, las cuales son susceptibles de ser procesadas de forma esquemática, para tener como resultado el informe al que estamos haciendo referencia.
Es evidente que el margen de error asociado a la información obtenida en una entrevista o mediante el vaciado de encuestas, que no impliquen compromiso o responsabilidad, es mucho mayor a los datos provenientes de los estados financieros de estas empresas, siendo estas avaladas por firmas de contadores públicos, firmas de consultoría, firmas de auditores y respaldo del organismo público supervisor que corresponda, He aquí la razón por lo que debemos tener conciencia del margen de error implícito en informes de este tipo. Si existen estas posibilidades de inexactitud en estos reportes de emisión rápida, no debemos apurarnos a afirmar que la economía norteamericana va rumbo al desastre. Por otro lado, vemos que el citado reporte, si bien indica una contracción en el producto manufacturero, vemos que también señala que el producto no manufacturero mantiene una tendencia creciente, lo cual reduce al mínimo la posibilidad de que la economía norteamericana esté entrando en una etapa de recesión. ¿Pero, entonces, como podemos interpretar el contenido del informe ISM?.


En primer lugar, tenemos que tener claro que la economía norteamericana está atravesando, durante los últimos treinta años, por un período de transformación radical en su estructura debido al auge del sector de las telecomunicaciones, la economía digital y la sobre-valoración del dolar. Para ilustrar este fenómeno tengamos en consideración que hace cincuenta años la presencia del sector manufacturero en la actividad bursátil era evidente. Luego debemos evaluar el valor representativo de la muestra utilizada para producir este informe ya que una muestra de empresas representativas del sector manufacturero diseñada hace cinco o diez años pudiese no estar reflejando la realidad que prevalece hoy en día. Una economía en constante transformación, como lo es la economía norteamericana, debe realizar constantemente los ajustes que sean necesarios aplicar a sus sistemas de estadísticas e indicadores, de lo contrario, podríamos estar observando cosas que no existen.
Mi opinión personal consiste en que el sector manufacturero norteamericano viene creciendo durante muchos años en una magnitud menos que proporcional al crecimiento del producto nacional, lo que significa que, en términos relativos, dicho sector es cada vez menos importante. De la misma manera, sospecho que dentro del sector manufacturero viene ocurriendo un proceso de cierre de empresas y achicamiento de empresas existentes que no logra contrarrestar el efecto expansivo generado por otro grupo de empresas del sector que aprovechan sus ventajas comparativas para tales efectos. Es así como las consecuencias sobre el empleo en el sector pueden estar siendo devastadoras ya que por una parte estaría ocurriendo un largo proceso de pérdida de empleos como consecuencia de la desaparición y achicamiento operacional de empresas existentes que no se ve compensado por la expansión productiva de las empresas manufactureras ganadoras por razones de automatización, robotización y el manejo de elementos de muy alta tecnología.
La decisión que deben tomar los norteamericanos radica en que si deben aplicar incentivos a la actividad manufacturera o permitir que la economía norteamericana adopte la estructura que imponen las circunstancias. En este sentido, la guerra comercial representa un incentivo al sector manufacturero debido a que ésta política comercial permitiría que los productos norteamericanos recuperen el espacio que, en estos momentos, está siendo ocupado por productos extranjeros.
Para tener idea de la magnitud del crecimiento de la economía norteamericana en las últimas décadas, veamos que, el colosal déficit comercial norteamericano coincide con un lento crecimiento del producto manufacturero norteamericano. Es decir, no hubo un desplazamiento de productos norteamericanos por productos extranjeros, sino que los mercados ofrecieron cada vez mayor cantidad de ambos productos.
United States GDP From Manufacturing
A pesar de los problemas sociales de reciente data, es evidente que Estados Unidos es la economía más grande, sólida y estable del mundo. Hasta el momento no existen razones para pensar que en los próximos meses puedan presentarse eventos económicos vinculados a una recesión.




sábado, 12 de octubre de 2019

Inversiones masivas en infraestructura evitarán recesión en China

Hace pocas semanas fuimos testigos del anuncio del gobierno norteamericano acerca de la posibilidad de que se establezcan restricciones y trabas a aquellas inversiones norteamericanas que se realicen en China por vía directa o indirecta, usando o no el mercado de valores; así como a las inversiones chinas que se lleven a cabo en Estados Unidos, especialmente a aquellas que tengan carácter financiero, tal como los bonos del Estado. Como vemos, la Administración Trump está enviando señales claras y nítidas a los agentes económicos globales que no pueden ser interpretadas sin incrementar los márgenes de riesgo que condicionan la actividad económica que llevan a cabo.

US investment in China rises despite trade war, says consultancy - Tom Hancock - Financial Times
La inversión norteamericana fue la base fundamental sobre la que descansó el portentoso crecimiento del gigante asiático que, junto a los bajos salarios y el acceso de los productos chinos al mercado norteamericano, generó una dinámica económica tan acelerada, como nunca se ha visto antes. Ahora, las cosas han estado cambiando, el volumen de inversión norteamericana ha sido superado por el volumen de inversión china, por lo que, aunque continúa siendo importante, ya no tiene el carácter primordial que poseía hace algunas décadas. Sin embargo, son los volúmenes brutos de inversión los que evitan, temporalmente, que China tome el camino de la recesión económica.
Las expectativas anticipan que continuará el proceso de corrección del déficit comercial de Estados Unidos, por lo que cabe esperar que se reducirá aún más el volumen de exportaciones chinas a dicho país, lo que significa una reducción en la demanda agregada de la nación asiática y la entrada en la ruta de la recesión económica.
Habríamos dicho que las características que posee la economía china le impide contar con una política monetaria y fiscal efectiva que le permitiese contrarrestar los efectos de una probable recesión económica que se encuentre por venir, por lo que sugeríamos que una medida bastante heterodoxa, como es el subsidio a empresas, podría contribuir, en alguna medida, a palear los efectos de la referida recesión.
Sin embargo, los conocedores de la economía china y quienes logran obtener información que circula en los  predios de la Nomenclatura China afirman que dicha recesión no ocurrirá debido a que el gigante asiático cuenta con los recursos para acometer proyectos de inversión que mantengan a la economía china en constante dinamismo.
Si la Nomenclatura China, liderada por Xi Jinping, decide destinar las fuentes de superávit de la economía china a la ejecución de proyectos de inversión de diverso tipo, las perspectivas económicas globales cambian sustancialmente. Tendríamos entonces que la próxima década nos mostrará a dos naciones disfrutando de una gran bonanza económica, China y Estados Unidos. Esto ocurriría a pesar de que a partir del 2023 la economía norteamericana comience a experimentar problemas con la fijación de precios y mientras que, por otro lado, el resto del mundo se debate entre la recesión y el estancamiento económico. Sin embargo, el escenario no deja de ser apocalíptico; para finales de la próxima década podríamos estar asistiendo al evento de contracción económica más espectacular que jamás haya ocurrido: China podría experimentar un proceso de contracción económica que superaría el 20% anual, pero, sin consecuencias para el resto del mundo; seria una especie de "desastre de la Torre de Babel".
Uno de los inconvenientes que planteó el muy acelerado crecimiento de la economía china radicó en que éste no se vio acompañado del fortalecimiento de las instituciones de esta inmensa nación, por la sencilla razón de que no hubo tiempo para ello; ni siquiera hubo tiempo para contar el dinero generado por las espectaculares ganancias.
Dos de los beneficios sociales que aporta la fortaleza institucional son la credibilidad y un sistema político que permite tomar la mejor decisión posible, dadas las circunstancias. La credibilidad en las instituciones contribuye de muchas maneras al bienestar de los ciudadanos que pertenecen a una sociedad que posea esta característica, pero, en lo que a nosotros nos ocupa en este momento, la credibilidad institucional es un requisito indispensable para contar con una muy alta capacidad de endeudamiento gubernamental. China, a pesar de contar con excelentes indicadores económicos, sociales y financieros carece de un orden gubernamental que posea una muy alta capacidad de endeudamiento como la posee, por ejemplo, Estados Unidos o algunos países europeos. Poder acceder a un déficit fiscal gigantesco es un requisito indispensable para que las autoridades gubernamentales puedan realizar las maniobras necesarias para evitar el colapso económico. China no cuenta con ese poder de maniobra.
Por otro lado, detentar el poder no garantiza tomar la mejor decisión. Un sistema de libertades políticas permite que la crítica señale, sin ningún tipo de temor, cuales son los puntos en los que está fallando alguna autoridad; este sistema también puede contar con mecanismos que obliguen a dicha autoridad a enmendar el curso y corregir los errores cometidos en caso de que el mismo no desee hacerlo. Así como la Nomenclatura China y los reformistas posteriores a Mao sacaron al gigante asiático del desastre económico y social en el que se encontraba su país, así pueden regresar a esta nación a su punto de inicio; sin que nadie pueda hacer algo para impedirlo.
La inversión norteamericana que comienza a establecerse en China a partir de la década de los 80 fue una inversión que generó dinámicas muy aceleradas, una inversión destinada a la producción de bienes y servicios transables que serán comercializados en otras latitudes; fue una inversión llevada a cabo por el sector privado con el fin de generar cuantiosas ganancias, por tanto, fue una inversión benéfica para la sociedad. Por el contrario, la inversión que viene desarrollando China es fundamentalmente, una inversión en infraestructura, la cual genera una espiral de crecimiento económico más violenta que la inversión destinada a la producción de bienes y servicios debido a las características de su estructura de gasto; pero éstas no tienen un impacto favorable sobre las cuentas del sector externo debido a que el servicio que prestarán estas estructuras no es transable. De la misma manera, el efecto expansivo que causarán estas inversiones en la economía interna será meramente transitorio ya que no genera los efectos multiplicadores que permita prolongar dicha expansión durante varios periodos económicos. El funcionamiento de las infraestructuras no generan ganancias por si mismas, sino que dependen de las dinámicas causadas por otros sectores económicos. Basar el crecimiento económico de una nación en la inversión en infraestructura es arrastrar a esa sociedad al suicidio colectivo.
Los políticos saben que el sector de la construcción genera dinámicas de crecimiento explosivo en toda la economía. En América Latina, por ejemplo, los grupos políticos que detentan el poder se preocupan mucho por tener buena interacción con los representantes del sector de la construcción y prestan toda la colaboración para que este sector no encuentre obstáculo alguno en sus gestiones y proyectos, pero entienden también que es un sector que presenta un comportamiento muy singular, por lo que sería un craso error basar el crecimiento económico de la nación sobre el comportamiento del sector de la construcción. Tales son las características de este sector que los políticos latinoamericanos prefieren, con acierto, continuar con el modelo de crecimiento basado en la exportación de materias primas.
Efectivamente, el contenido de lo que aquí se comenta está en linea con las expectativas de los inversionistas que manejan grandes flujos de dinero a nivel global. Ello es lo que indica la evolución de los rendimientos de los bonos chinos a muy largo plazo desde la aparición de la guerra comercial. Si los inversionistas migran desde sus posiciones de bonos chinos a muy largo plazo hacia otras posiciones es porque, dadas las circunstancias actuales, esperan que China se encuentre dentro de diez años en una situación desfavorable en comparación a su situación actual. Los admiradores de la economía china pretenden derrumbar el anterior argumento afirmando que, en este momento, el bono a diez años norteamericano también muestra una inusitada alza sin que los economistas afirmen que se espera que ocurra una hecatombe económica en Estados Unidos.
China Government Bond 10Y
En estas páginas sostenemos, que en el muy largo plazo, la economía norteamericana sufrirá las consecuencias de cierta recesión económica global causada por la guerra comercial pero con una intensidad mucho menor, de tal manera que esta predicción no justificaría un movimiento acentuado en el rendimiento del bono norteamericano a diez años. Las recientes alzas en el rendimiento de estos bonos pueden atribuirse  a ajustes llevados a cabo por la Reserva Federal al momento de efectuar el manejo operativo de su política monetaria. En todo caso, para conocer los diferentes niveles de alarma con que cuentan los instrumentos financieros de Estados Unidos podemos observar la situación ocurrida durante el Segundo Schock Petrolero ocurrido a finales de los años 70, en plena Guerra Fría y luego de perder la Guerra de Vietnam, fue el peor momento en la historia reciente de ese país después de la quiebra de 1929. En ese momento el rendimiento del bono norteamericano a diez años llegó a 18%. Por tanto, si este indicador llega a valores de 2 o 3%, lo último que podemos sospechar es en el advenimiento de un desastre en la economía norteamericana.
United States Government Bond 10Y
De la misma manera, en estas páginas sostenemos que la recesión económica global deberá aparecer inmediatamente después de la llegada de la recesión china. Solo si China acomete un plan agresivo de inversiones con el fin de evitar que ocurra dicha recesión, tendríamos una situación en la cual Europa, América Latina y parte de Asia tengan que enfrentarse a eventos de recesión y estancamiento económico antes de que suceda la recesión china.
En este momento algunas economía europeas dan muestras de estancamiento económico que no puede ser atribuido exclusivamente a la guerra comercial. Este fenómeno, junto al Brexit, ha causado que los agentes económicos europeos sean extremadamente prudente al tomar sus decisiones de consumo e inversión pero, por si solos, no son creadores del estancamiento europeo. Esta extrema prudencia puede darle carácter de  inefectivo al plan de incentivo monetario que busca implementar el Banco Central Europeo.
La guerra comercial no puede abordarse como un fenómeno económico que impactará durante uno o dos trimestres a la economía mundial. Se trata de un suceso que generará consecuencias durante una o dos décadas.